Al pasar los años uno se va dando cuenta de las cosas que verdaderamente quiere, se empiezan a visualizar distintos caminos que se pueden tomar, empezamos a elegir las personas con quien se quiere compartir gran parte de la vida.
Al pasar los años uno también prueba de cada uno de los frutos que da la vida, el amargo, el fresco, el caliente, el ácido, el del gusto especial y hasta el mas dulce de todos.
El amargo, es un fruto el que al probarlo sabemos que sabe mal, es como una gran tristesa algo que queremos dejar, lleva su tiempo hasta que lo logramos quitar.
El fresco, es el fruto que por un instante nos hace sentir vivos, y no se puede olvidar, es como una gran alegría que nos pueden dar nuestros amigos, familiares y hasta un simple conocido.
El caliente, es un fruto poderoso que nos envuelve y enciende por dentro como el fuego, que provoca mil sensaciones hasta que se apaga, pero queda encendida la pequeña llama.
El ácido, un fruto que no es del todo bueno pero hace falta sentirlo, son como los golpes que da la vida de repente, como las verdades y confeciones, nos causa un fuerte sentimiento de paranoia o furia pero logramos detenerlo.El gusto especial, un fruto que no podemos decifrar, es algo raro, distinto que no se sabe si lo quiero o no de verdad, como las puertas que se van abriendo a cada paso que damos, cada una es distinta cada una es única, hasta que se llega a una que nos causa algo mas de lo que esperamos.
El mas dulce de todos, el fruto mas rico, exquisito, el preferido, el que con solo probar nos cambia la vida, o hace que la veamos de otra forma. No queremos dejarlo ir, no queremos derrocharlo, no queremos perder ni un instante de el.
Y así son los golpes de la vida, tal vez uno los separa por buenos o por malos, pero son cosas que deben pasar, cosas que se deben enfrentar de distintas maneras. Cuando hay oscuridad encender la luz que llevamos dentro, cuando hay tristeza, sacar toda esa alegría contenida, reír a toda hora y lo mas importante vivir cada momento a pleno!
